Aristóteles constata, en primer lugar, que toda actividad humana tiene un fin, y considera que los bienes son precisamente aquello a lo que se tiende en cada arte, oficio o actividad.
Aristóteles es el pensador más extraordinario que ha dado la humanidad.
Nos asombra no sólo la vastedad de sus conocimientos, sino muy especialmente la profundidad y penetración de su pensamiento.
Aristóteles asignó gran importancia a los problemas éticos, a tal punto que hasta nosotros han llegado tres libros de ética de su autoría.
Aristóteles comienza su investigación preguntándose qué es lo que la gente desea.
Una vez que Aristóteles dejó establecido que todos los hombres se proponen alcanzar la felicidad, se dedicó a indagar en qué consiste ésta, para lo cual examinó todas las opiniones emitidas por los pensadores que le precedieron.
La felicidad es el bien más final que pueda existir; aquello que es apetecible siempre por sí y jamás por otra cosa.
La felicidad es algo autosuficiente porque el bien final debe bastarse a sí mismo
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